El Caudillo Otomí y Fundador de Santiago de Querétaro
Conín, conocido como Fernando de Tapia tras su conversión al cristianismo, fue un destacado caudillo militar otomí nacido en Nopala de Villagrán, Hidalgo en 1480. Se le atribuye la fundación del asentamiento que más tarde daría origen a la ciudad de Santiago de Querétaro. Desde joven, Conín participó en el comercio entre los mexicas y las tribus chichimecas, intercambiando hilo de maguey por pieles, arcos y flechas, lo que le permitió establecer redes económicas en la región.
Bautizado por Juan Sánchez de Alanís, Conín colaboró con el encomendero Hernán Pérez de Bocanegra para propagar el cristianismo y fue clave en la conversión de indígenas de Andamaxei. En 1531, junto a aliados otomíes y chichimecas, obtuvo la autorización para fundar el sitio que se convertiría en Santiago de Querétaro. Se casó con Magdalena Ramírez, con quien tuvo cinco hijos.
Perteneció a un grupo de caciques otomíes que, en la década de 1550, sirvieron al bando virreinal, participando en campañas militares contra los chichimecas en diversas regiones como San Miguel, San Felipe y Celaya. Su hijo mayor, Diego de Tapia, heredó su legado como capitán general y fue reconocido por la nobleza novohispana, llegando a recibir un escudo de armas de Felipe II.
La familia de Conín continuó influyendo en la región; durante el gobierno de Diego, se inició la construcción del convento de Santa Clara, y su hija, Luisa de Tapia, se convirtió en la primera abadesa del convento, adoptando el nombre de Luisa del Espíritu Santo. Actualmente, la descendencia de Conín incluye a personalidades contemporáneas como Sara de Tapia Ávalos y Gabriela López Ávalos, revelando el legado duradero de este caudillo otomí en la historia de Querétaro y de México. Su vida refleja la complejidad de la interacción entre culturas indígenas y el proceso de colonización en el siglo XVI.