Nacido en León, Guanajuato, en la calle Chiapas 103 de la Colonia Bellavista, es el sexto de 10 hermanos, su infancia se vio marcada por los trabajos públicos de don Juan José Torres Landa, primero como diputado federal y posteriormente gobernador de Guanajuato.
Cuenta que su padre era abogado y agricultor de papas, siempre caracterizado por ser un político intachable y de una pieza en los quehaceres que le demandaban los cargos públicos y a los cuales les daba todo el respeto.
Tal vez esa fue la primera gran lección al tierno «Pollito”, dice, pues «mi padre me inculcó hacer negocios con honradez, su buen nombre, el amor por México; luego en chiste me dicen: ‘lo que les dejó’ -hablando económicamente- su papá y no, a mí lo que más me dejó es una enseñanza de proteger y ayudar siempre a la gente».
El político compra el lugar con un trato a 5 años. Primero siembra papas y luego construyó 3 calles y 36 casas, “se le ocurre a mi papá hacer la calle de Roble, Sabinos y Paseo Jurica, ahí metió 12 casas por cada calle, además de los terrenos de 2 mil 220 m²; la casa valía $275 mil, casa y terreno».
Recuerda que los pioneros de la nueva colonia fueron Juan Torres, Helmont Huber, suegro de Roberto Loyola, Francisco Ramírez, papá del actual oficial mayor Mario Ramírez Retolaza, Rodolfo Fernández, Flavio Crauli, entre otros.
«Cuando se inauguró ya el casco de la hacienda como hotel, don Alejandro Urquiza, hermano de mi suegro, le dijo a mi papá ‘oiga, señor, con todo respeto usted es muy visionario, pero ¿quién se va a venir a vivir a Jurica?’ Él contestó: usted no, don Alejandro, pero sus hijos y nietos sí».
Y es que, recuerda para Radar 107.5, muchos solo veían vacas y ranchos pero para grandes visionarios y expertos desarrolladores como don Juan José su visión lo llevaba a visualizar el predio en 30 años posteriores.
Todo lo que está pasando de Querétaro a León y de Querétaro a San Luis, nosotros ya lo habíamos visto, él nos los platicó, nos dijo que iba a pasar. Tenía una visión impresionante, por eso esa gente hace los grandes negocios, ven cosas que uno no observa», asegura «El Pollo», siempre orgulloso de su padre.
Pero la vida les tenía otro camino: el presidente Luis Echeverría mandó a Juan José Torres Landa a Brasil como embajador en 1967. Ese mandato hizo que la familia vendiera Jurica y Juriquilla a Beto Bustamante.
“Luis Echeverría saca a la mala a mi papá de embajador a Brasil; el presidente tenía pensamientos maquiavélicos de querer durar 30 años en el poder y a políticos como mi papá, González Cosío, Medina Ascencio, los sacó a las embajadas para tener el camino libre y que no interfieran».
Mientras Torres Landa se fue por 4 años a Brasil, Germán y «El Pollo» continuaron viviendo en Querétaro.
“Germán y yo nos quedamos, empezamos a hacer el Raquet, parques Industriales La Cruz, Heike y el Motel Lisboa», plática.
Pero la suerte estaba echada y dicen que lo que es de uno, aunque se lo quiten, siempre regresa a su dueño original.
Luego de hacer el hotel y por la lejanía en aquel entonces del lugar hicieron una «placita de toros» solo para mil espectadores para tener un atractivo. Hoy el lugar se ha vuelto un referente a nivel internacional, cumpliendo 35 años como «Provincia Juriquilla” y ahí se han realizado corridas, ha sido sede para tomar alternativa de grandes toreros, historias que son protagonistas del lugar.
A la mente de “El Pollo” llega el día en que decidió escribir esta historia.
“Pues vamos hacer una fiesta para inaugurar la plaza. Curro Rivera y Armillita con toros de Javier Garfias. Ya sabes la clásica: mil invitados. Todo fue perfecto, Olivia Collins y Maribel Guardia en la terraza después de la corrida. Armilla cortó un rabo y Curro dos orejas,» recuerda a Pedro Pablo y Aurelio.
La verdad, fue un acontecimiento. Entonces, yo inquieto, dije ¿porqué no hacemos algo ya cobrando?. El 15 de septiembre me gusta y ¡vamos hacerla el 15!. Repiten Curro y Armillita, pero como soy taurino, yo la quiero de 6 toros, con Paco Dodolli y toros de La Paz de Pepe Velázquez que está en Coroneo.
“Entonces a los mil invitados les mandó el programa de mano, pero con un costo de $50, teniendo como variedad a Víctor Iturbe «El Piruli». De los mil invitados no vino ni uno, pero a cambio llegaron gentes de Uriangato, Moroleón, San Luis, Celaya, o sea llegaron taurinos y fue un éxito, entonces comencé a cuidar los detalles, así empezó todo», recuerda.
María Guadalupe Urquiza «La Polla», su esposa, ha sido clave en su vida. Compañera que se jugó con él todo por el todo cuando le detectaron cáncer de hígado.
«A ella le debo lo que soy, porque tuvimos momentos muy duros y ella me sacó adelante. Es una mujer fuera de serie, me dio a mis hijos que tanto amo y es el mejor regalo que Querétaro tuvo para mí», cuenta enamorado.
Las duras batallas que ha enfrentado por enfermedades como la diabetes, un tumor canceroso en el hígado de 5 centímetros inoperable por cirrosis, pero finalmente trasplantado, cáncer en la médula ósea (Mieloma Múltiple).
“No me fui a un reposet ni regresé a ‘arreglar las cosas” como te recomiendan. Le di un ejemplo de lucha a mi familia y me puse a trabajar. Llevó 8 años luchando y trabajando más que antes», reflexiona.
Priísta por convicción, aunque dice odiar a quienes se aprovecharon del partido de sus amores, que por desgracia han dejado mal parado al tricolor. “Odio a los corruptos que se nos colaron y que destruyeron al PRI. Odio a Peña Nieto, a los priístas corruptos hay que meterlos a la cárcel”.
Así es este Torres Landa, un hombre que más que «Pollo» es todo un gallo, de esos que no se achican y que ha visto de cara a la muerte, pero no tiene tiempo de irse con ella, pues sus ganas de vivir, continuar trabajando y disfrutar a sus seres queridos no le permiten rendirse.